No me sorprendió que el infierno fuera una biblioteca. Tener acceso a las palabras y no a lo que designan, es la más refinada versión del suplicio de Tántalo. Como Dante, el protagonista de este libro (infierno) tiene que recorrer nueve círculos escalonados, nueve niveles infernales correspondientes a otros tantos crímenes y penas. Pero en este infierno-biblioteca sólo hay un demonio, el bibliotecario, y los condenados son los propios libros. ¿O acaso el único condenado es el perplejo protagonista (y con él el lector), atrapado en un infierno a la medida y enfrentado a un diablo hecho a su imagen y semejanza? En este libro, que es ingenio, juego y narración, Carlo Frabetti nos propone una reflexión irónica sobre la visión del mundo que subyace a nuestra cultura. Un divertimento lleno de sabiduría y agudeza. (fuente: BiblioEteca.com)
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No me sorprendió que el infierno fuera una biblioteca. Tener acceso a las palabras y no a lo que designan, es la más refinada versión del suplicio de Tántalo. Como Dante, el protagonista de este libro (infierno) tiene que recorrer nueve círculos escalonados, nueve niveles infernales correspondientes a otros tantos crímenes y penas. Pero en este infierno-biblioteca sólo hay un demonio, el bibliotecario, y los condenados son los propios libros. ¿O acaso el único condenado es el perplejo protagonista (y con él el lector), atrapado en un infierno a la medida y enfrentado a un diablo hecho a su imagen y semejanza? En este libro, que es ingenio, juego y narración, Carlo Frabetti nos propone una reflexión irónica sobre la visión del mundo que subyace a nuestra cultura. Un divertimento lleno de sabiduría y agudeza.(fuente: BiblioEteca.com)